
Empezaré recalcando la inmensa importancia y peso que tiene la banca y el sector financiero en una economía, sin el crédito es muy difícil crecer: hipotecas, préstamos a pymes, préstamos a otras entidades financieras, bonos empresariales y un sinfín de instrumentos financieros que este sector proporciona para poder invertir en el presente con el ahorro o ganancias del futuro.
Y es que hasta hace no mucho, el futuro y el ahorro de argentina estaba negro como el carbón. No hace falta recordar la inflación que lleva sufriendo, y aún sufre, el peso argentino, y las medidas constrictoras de la libertad individual y financiera de los argentinos tales como el recién finalizado cepo cambiario o la inmensa carga fiscal, que aún soporta el país y que dificultaron e hicieron casi imposible el ahorro en el cual se fundamenta la inversión y el crédito.
Es aquí donde ahora, con la finalización del cepo, y la ya casi victoria contra la inflación que vuelve a entrar en juego el sector bancario: la mayor libertad financiera permite a los agentes poder invertir: entrar en el mercado y empezar a competir. ¿Cómo invertir, si hasta ahora la inflación ha destruido el ahorro argentino? Con crédito.
Nótese que el análisis aplicado al Banco Supervielle también puede aplicarse a otros bancos de la región
El Banco
Supervielle es un banco mediano, el 12vo más grande entre más de 70 entidades que operan en el país, centrado en PYMES. Hasta ahora y durante la última década ha operado basando sus ganancias en préstamos a corto plazo, optando por una estrategia para apalear la inflación acumulando muchas reservas, un coeficiente de caja del 70% sobre los activos y del 114% de cobertura sobre liquidez, una cifra fruto del miedo, fundado, a la inflación, y gigante para un banco en una economía estable. ¿Qué significa esto? Que el banco está armado hasta los dientes, hasta arriba de munición para empezar a disparar a base de crédito a la inversión.
Y es precisamente esta fortaleza la que coloca a Supervielle, y a otros bancos de su calibre, en una posición privilegiada para liderar la ola de inversión que comienza a gestarse en Argentina. Con la economía mostrando signos de estabilización —la inflación, que una vez galopaba desbocada, ahora se desacelera, proyectándose en torno al 23% anual para 2025, según BCRA—, tanto agentes económicos como agencias de calificación de riesgo e instituciones internacionales empiezan a mirar inversiones en Argentina con gran optimismo.

¿Y por qué hasta ahora no? Por el cepo
El fin del cepo cambiario, anunciado el pasado viernes, ha eliminado una barrera crucial, permitiendo que el capital fluya sin restricciones y que las empresas locales puedan planificar a largo plazo. Este escenario no es un mero espejismo: el crecimiento del PIB, estimado en un sólido 5% para este año, refleja una economía que, aunque aún enfrenta desafíos, está lista para despegar: el “palo de hockey” o “pedo de buzo” al que se refería Milei.
¿Qué supone la salida del cepo? La libertad de poder comerciar con moneda extranjera: importar bienes sin estar restringido por el estado, poder mover libremente beneficios, ya sea en inversión en el extrangero o dividendos a inversores fuera de la Argentina impulsando aún más una tendencia de inversión en el país, la liberación de los argentinos a una moneda de reserva como es el dólar y a un tipo de cambio razonable: entre 900 y 1400 pesos/$ ± 1% mensual.
¿Qué implica esto para el sector bancario? Que la demanda de inversión está a punto de explotar: los beneficios que pudiera haber generado una empresa en el país hasta ahora con inversión extranjera, muy difícilmente podrían haber salido de las fronteras debido al cepo, y esto acaba de cambiar. Proyectos de infraestructura, ampliaciones de plantas industriales, desarrollos tecnológicos y expansiones comerciales requieren de un socio financiero. Aquí es donde bancos como Supervielle brillan. Sus reservas, acumuladas con la prudencia de quien ha navegado por tormentas económicas, son ahora un arsenal estratégico.
Imaginemos el impacto: una constructora que, tras años de restricciones, obtiene ahora el respaldo para levantar un complejo residencial en Buenos Aires; una empresa tecnológica que, con acceso a capital, invierte en innovación para competir en mercados globales; o una industria que moderniza su maquinaria para aumentar su producción. Cada una de estas iniciativas, grandes o pequeñas, necesita de tres factores: capital, libertad para funcionar y estabilidad. Y es en el capital donde Supervielle entra en acción, mientras que los otros dos factores poco a poco se van manifestando cada vez más gracias al gobierno de Mieli.
Conclusiones y riesgos
No se trata sólo de Supervielle, por supuesto. Otros bancos, tanto nacionales como regionales, están ajustando sus velas para aprovechar este viento favorable y la combinación de solidez financiera, visión estratégica y capacidad de respuesta de Supervielle lo sitúan en nuestro punto de mira. Sin embargo hay que ser cauteloso: un futuro anuncio de del gobierno para obligar a cumplir con un coeficiente de caja del 100% -como alguna vez dijo Milei en campaña- podría restringir el rango de maniobra de las entidades financieras limitando inmensamente su capacidad como prestamistas.
En conclusión, Argentina está entrando en una etapa donde la inversión no es solo una posibilidad, sino una necesidad imperiosa para consolidar su recuperación. El sector bancario, con actores como Supervielle al frente, será el pilar que sostenga este crecimiento. No hablamos de un optimismo ciego, sino de uno fundamentado en números, políticas y realidades tangibles. Es por esto que desde Informaciones vemos con muy buenos ojos el prospecto de crecimiento de Argentina y apostamos por el sector bancario, en particular Supervielle, como por el energético como núcleos económicos donde el caballo ganador somos todos.